Es Viernes y tarde de libranza, y tras una siestecita, me escapo por la Cuesta del Zulema hacia la subida al cerro del Viso para estirar músculos y por la excelente temperatura que me acompaña.
Bajada por el mismo sitio pero con la sensación de haber cogido aire limpio. Una horita a tope y hoy, más que suficiente.